martes, 30 de octubre de 2012

DEPREDADORES MARINOS


 

 

LOS organismos que persiguen activamente y atrapan a sus presas, generalmente también móviles, para después engullirlas enteras o despedazarlas para comer sus fragmentos, reciben el nombre de depredadores, carnívoros o macrófagos.
En la comunidad marina existen animales especializados en filtrar continuamente el agua para devorar el plancton y que sirven, a su vez, de presa de los depredadores. Comer y ser comido en las verdes praderas del mar ha exigido una continua selección en favor de los mejor adaptados para defenderse y escapar de los depredadores, lo que a su vez exigió de éstos el perfeccionamiento de los métodos de detección y captura de las presas.
Los animales depredadores son aquellos de régimen carnívoro y capaces de perseguir a sus presas para capturarlas, por lo que tienen que desarrollar una serie de adaptaciones que les permitan hacerlo, como: la condición de buenos nadadores, la existencia de órganos visuales y olfativos bien estructurados, el desarrollo de denticiones apropiadas y de bocas especiales.
En un ser marino, el carácter de depredador va unido casi siempre a la posesión de tallas grandes, macroscópicas tanto en él como en la presa perseguida, aunque se presentan muchos casos, en los que el tamaño tanto del depredador como de la presa es pequeño, pudiendo considerarse dentro de este grupo a organismos del plancton que se alimentan de otros formadores del mismo plancton, utilizando la persecución activa de la presa.
También se toma en cuenta que pueden existir depredadores que lleven vida sésil, por lo que tienen que elaborar métodos especiales para la captura de sus presas como por ejemplo los organismos que viven fijos del grupo de los cnidaria o celenterados, poseen células urticantes, pequeños órganos muy complicados utilizados para la captura de las presas, los que presentan diversas modalidades según la forma como actúan: enlazantes, adhesivos y punzantes.
Las células enlazantes emiten filamentos que sujetan a la presa; las adhesivas y las punzantes disparan púas que se clavan en la presa inyectando en ella un tóxico paralizante. De este modo, pólipos diminutos pueden dominar organismos de su mismo tamaño.
Los depredadores sésiles de los cnidaria se reducen fundamentalmente a unas pocas especies que presentan la forma pólipo, cuyas células urticantes arponean a sus pequeñas presas causándoles la muerte por envenenamiento. Entre ellos se encuentran las "anémonas", cuya vistosa ornamentación y apariencia de organismos vegetales enmascara su auténtica dimensión de animales depredadores en postura de acecho.
Las anémonas se alimentan de pequeños peces, aunque no desdeñan presas mayores como sucedió en el acuario Niagara Falls en Nueva York, en donde un tiburón leopardo de 75 centímetros de longitud rozó el tentáculo de una anémona, que inmediatamente descargó sus tóxicas bacterias contra él. Otros tentáculos entraron en acción, y poco después el tiburón colgaba inmóvil de la anémona, que sin más empezó a engullirlo. A pesar de no tener más de 20 centímetros de diámetro, la anémona se tragó en seguida la cabeza del tiburón para digerirla con sus poderosos jugos, quedando el resto del pez fuera, para después ingerir más y más la presa dentro de su cuerpo en forma de saco dilatado al máximo.
Anémona, celenterado carnívoro.
Un tipo de anémona, la Cerea, posee hasta 200 mortíferos tentáculos en torno a la boca, que de noche proyecta sin cesar y como es incapaz de perseguir a sus presas, sólo puede atrapar incautos. En general las anémonas, a pesar de su apariencia inmóvil, excepción hecha de los tentáculos, pueden reptar sobre su disco basal carnoso en busca de los lugares más favorables para realizar las capturas de alimento.
La forma libre nadadora de éstos cnidaria es la medusa, y resulta la más peligrosa "la avispa de mar", característica de los mares cálidos, que posee el tóxico más potente de todos los celenterados, capaz de matar a un hombre.
Otros cnidaria presentan formas coloniales que flotan libremente como es el caso del género Physalia, llamada comúnmente "fragata portuguesa", que figura entre los seres más fascinantes y conocidos de la fauna marina. Aunque su aspecto es de medusa son en realidad colonias libres, integradas por cientos de individuos unidos entre sí y distribuidos en grupos con diferente función. Bajo el llamativo flotador de la colonia están los pólipos encargados de la caza y nutrición de la comunidad, conocidos como gastrozoides y que tienen, a manera de serpientes, unos mortíferos tentáculo provistos de millares de filamentos urticantes, cuyas toxinas son casi tan activas como las de la cobra; llegan a medir hasta 20 metros de longitud y cuelgan alargándose en dirección al fondo del mar en espera de presas adecuadas.
Basta que un pez haga contacto con un tentáculo para que éste dispare inmediatamente infinidad de dardos paralizantes, luego los tentáculos cazadores elevan la presa paralizada hasta el nivel de los pólipos comedores, que la digieren con sus fermentos. El alimento digerido se distribuye después entre todos los miembros de la colonia.
Otro grupo de invertebrados, los nemertinos son enteramente carnívoros; se alimentan primariamente de anélidos aunque comen también otros invertebrados pequeños, vivos o muertos, como moluscos y crustáceos. Capturan a su presa por la proboscis o trompa que lanzan fuera de su cuerpo, que a veces es dos veces más larga que él y que puede estar armada con dientes o ganchos, y la degluten entera, pasándola rápidamente a la boca y de ahí al intestino, donde la digieren.
Estudios experimentales en nemertinos han demostrado que la inanición produce gran disminución de tamaño y regresión estructural a un estado parecido al de larva.
Los crustáceos utilizan una gama muy amplia de dietas y mecanismos para la captura de su alimento. Muchos de ellos son carnívoros, modificándose la parte anterior del tronco o los apéndices torácicos para atrapar a sus presas, y las maxilas y mandíbulas funcionan para sostenerlas, morderlas y macerarlas.